Crear un clima de respeto. Los seres humanos somos comunicativos por naturaleza y una buena comunicación basada en el respeto es fundamental para que exista un buen ambiente de trabajo. Fomentando valores como la tolerancia, la armonía y el respeto para que se consuma un clima de buenas energías y pensamiento positivo.

Cooperar en lugar de competir. Hacer a todos los trabajadores conscientes que están remando hacia la misma dirección, dentro de la estrategia empresarial. Por este motivo la complicidad y cooperación son los ingredientes principales para mejorar las relaciones personales y los resultados.

Fomentar la autonomía. La confianza es clave para generar compromiso. Cuando los empleados tienen responsabilidades propias y libertad para proponer ideas se involucran más.

Ayudar a la conciliación familiar. El trabajo es una parte importante de nuestras vidas pero no debe condicionar por completo nuestra vida personal.

Tener empatía. Todos podemos pasar por situaciones personales complicadas y debemos tener la suficiente empatía para comprender y entender las posibles consecuencias de las mismas.

Construir un espacio físico agradable. Es importante tener un ambiente de trabajo bien iluminado y ventilado, con una temperatura agradable para todos. Sin olvidar la organización y limpieza porque repercutirán en nuestro estado emocional y productividad.

Estimulación. Desde la dirección de personal, se debe transmitir a los empleados que su carrera profesional no se tiene por qué quedar estancada dentro de la compañía, sino que tiene posibilidades de crecer.

Hay varias maneras de estimular a los empleados, puede ser con recompensas a nivel de estatus o a nivel económico, así como también ofreciéndoles cursos de su interés que además consigan mejorar la productividad de su trabajo.